Hemos vivido estos días de fiesta y ahora en el domingo le damos gracias a Dios por todo y de una manera especial por la vida de nuestros santos patronos.
Quizás esta Misa sea uno de los actos más sencillos de las fiestas... exige muy poquita preparación material... unas flores, un poco de pan y vino... (le sale realmente barata al ayuntamiento lo cual, con la que está cayendo y los recortes de gastos contribuye al equilibrio presupuestario... y eso es muy bueno) Y sin embargo, este sencillo acto le da el sentido último a toda la celebración de las fiestas y nos une a todos los habitantes de este pueblo con nuestros ancestros... con nuestras raíces más profundas
Unas raíces marcadas por una fe que desde la antigüedad ha configurado nuestra realidad personal y social. Hoy en día todos los que vivimos en Ansoáin deseamos para nosotros y los nuestros una serie de bienes como la paz, el respeto, la libertad, el bientes (no a cualquier precio que ya vemos las consecuencias que ha tenido)... buscamos el compromiso con los más necesitados, el respeto y cuidado de la Creación, el derecho a alcanzar una plenitud como personas que permita un despliegue completo de todas nuestras dimensiones: materiales y psicológicas... y desde luego espirituales. Y ese deseo, esos valores son fruto de siglos y siglos de vida cristiana y de Evangelio en medio de nosotros... en nuestra parroquia y en las calles de nuestro pueblo
Y en esta celebración, recordar a San Cosme y San Damián que sirvieron y amaron incluso a aquellos que les quitaban la vida.... esta acción de Gracias a Dios por Jesucristo y su Evangelio, reaviva... ha de reavivar en nosotros -cristianos del siglo XXI- eldeseo de seguir trabajando y construyendo el reino de Dios en la tierra.
Los días de fiesta, lejos de ser una evasión del mundo en el que vivimos y los gravísimos problemas que le aquejan --- allá en lejanos países (guerras, hambres...) o aquí: Materialismo y hedonismo, injusticias laborales, falta de libertad, violencias... etc., han de ser días en los que recobremos fuerzas para continuar trabajando incansablemente por mejorar un mundo del que formamos partes y que no puede sernos ajeno.
Nosotros recibimos esa fuerza interior a través de la Palabra de Dios, de los sacramentos, de la comunión con la Iglesia Universal y también eso lo recibimos en esta celebración.
Esta celebración es festiva y en ella, la Gracia de Dios que nos da esperanza, fuerza... alegría, que nos ilumina y orienta nuestra vida hacia un Amor con mayúsculas como es el de Jesucristo.
Siguiéndole a El, viviendo y muriendo como El, San Cosme y San Damián alcanzaron el premio de la Vida, la Vida Eterna.
Hoy le pedimos a Dios a través de nuestros patronos que bendigan y protejan este pueblo de Ansoáin y a sus habitantes y que nos lleven a todos a vivir con intensidad la fe de nuestros ancestros trabajando sin cesar por transformar este mundo que se aleja de Dios y que desprecia a los hermanos más necesitados.
Nosotros queremos ser fieles al Señor... y mostrar esa fe de nuestros padres, nuestra fe, en las obras de amor con los que menos tienen... y nuestro pueblo, nuestro mundo...cambiarán. S. Cosme y San Damián Rogad por nosotros.
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