Parroquia

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jueves, 9 de abril de 2020

Ante la situación de Estado de Alerta generada por la Pandemia de Coronavirus

A todos los que formamos esta gran familia de la Parroquia San Cosme y San Damián de Ansoain.

En medio de esta situación tan difícil que nos está tocando vivir,  quiero haceros llegar mi solidaridad y cercanía personal como párroco. Estos días, sin importar nuestra religión o forma de pensar, sentimos que la ausencia de cercanía física pone en marcha los lazos espirituales que nos unen a todos los seres humanos en una gran comunidad, juntos ahora para superar este gran mal que nos aqueja.

Cada día celebro la Misa en la Iglesia por todos nosotros.
En primer lugar me gustaría expresar un sentido dolor y cercanía hacia todas aquellas familias que habéis experimentado la dureza de la enfermedad de una manera más intensa, al perder a un ser querido. Estos días atrás, aquí en Ansoain he acompañado a alguna familia en esta situación y se muy bien lo que estáis pasando. Nadie nos ha dejado sin que -en la Misa que celebro cada día solo en mi Iglesia- su alma haya sido presentada con afecto y cariño ante Dios. Nadie nos ha dejado sin una oración por su eterno descanso y para el consuelo de sus familiares y amigos. Pido al Señor Jesús que sabe lo que sentimos los humanos al sufrir, que os conceda su Luz y su Esperanza. Y pido que pronto pueda pasar este confinamiento de manera que podamos sentir el abrazo y la calidez de tantas personas que nos quieren y ahora no pueden estar junto a nosotros.


Del mismo modo y consciente -por el contacto personal que mantengo con muchos de vosotros- de la inmensa labor que humana y espiritual que muchos estáis haciendo para mantener la fe, la vida y la alegría, pido cada día al Señor que nos proteja y nos cuide y,  unido a toda la Iglesia, pido que pase esta pandemia y podamos iniciar una nueva vida con un horizonte luminoso y esperanzado.

Nueva imagen de la Virgen que tenemos en la iglesia grande.
Nuestra madre la Virgen, ahora más visible que nunca en nuestra iglesia, es también ahora maestra y acompañante para nosotros. A ella podemos acudir en cualquier momento. Aquí la tenéis, yo le rezo cada día por todos y cada uno de vosotros. Ojalá la mires y sea el prisma vocalizador de todo lo que estamos viviendo, de nuestros sentimientos y emociones y de nuestra oración.

¡Que Dios os bendiga!
Jairo.

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